domingo, 25 de marzo de 2018

El tiempo. La vida.

Hijita hermosa:
No sé por qué, volví a este blog. A este "espacio" virtual en el que, en algún momento decidimos escribirte cosas.
Ahora estoy en la cocina de nuestra segunda casa de Chascomús. En la calle Río Negro. Hace más o menos 8 meses tuvimos que mudarnos para acá de la otra casa en la que vivimos, en la calle Goti.
La pusieron en venta. Aquella era una casa hermosa. Teníamos un limonero y una huerta y mucho mucho espacio verde. Y era de color rosado. Eso, en un momento, te gustaba. A tu papá y a mí nos gustaba también que tenía galería. En la casa que estamos construyendo, vamos a tener una galería.
No te costó mudarte. Tenés una cosa increíble en relación a tu capacidad de aceptar los movimientos. Soy tu mamá, sí. Y se dice por ahí que las mamás andamos diciendo que nuestras hijas o nuestros hijos, son maravillosos. Y puede ser. Pero lo cierto es que vos lo sos. Sos una niña de corazón precioso, feliz y libre. Sos generosa, sensible, amorosa y compañera. Me maravilla tu manera de aceptar el movimiento de nuestra vida. El ir tantas veces de acá para allá, y vivirlo con felicidad. Muchas veces me quejo, te exijo de más y no me doy cuenta de lo increíble que sos en ese aspecto y en tantos otros...

Ahora estás pintando. Un pez que tenías que dibujar y pintar para una tarea de la Escuelita. Esa Escuelita maravilla que estamos armando todos juntos y que nos enseña casi más a tu papá y a mi que a vos misma. Amás tu Escuela. Te encanta ir. Y a nosotros nos hace tan felices que es difícil escribirlo en palabras. Me encanta verte dibujar. Y me encanta que cantes todo el rato. Y que inventes canciones con letras nuevas, que se te ocurren. Y que esas canciones muchas veces hablen del amor, de cuidarse, de que todo va a estar bien. Me gusta verte correr como loca. Me gusta que juegues a ser un lince o un leopardo o un caballito. Me gusta que te gusten los libros y los cuentos inventados y las historias. Me gustaría aprender a ser menos severa. Poder decirte más seguido que con lo increíble que sos ya alcanza y sobra. Y que vas a tener una vida muy hermosa.

Me gusta que digas Morsadella en vez de Mortadella. Me gusta que, cuando juegan, le digas "malechón" a tu papá, en lugar de "malechor". Me gusta que te guste contar chistes. Que te guste reirte a carcajadas. Me gusta que te gusten todas las verduras, menos la remolacha -como solés aclarar-. Y que seas fanfan de la fruta. Me gusta que hayas inventado la palabra " iple" para decir que algo es muy algo. Triple genial no alcanza, entonces es Iple genial. Me gusta que le hayas puesto Puma a tu gata. Me gusta Puma. Es la gatita más linda del mundo. Me da pena que no viva acá, en Chascomús, alguien como Lucas Condró, o como Camilo Pulmari, o como Lena Nisenson, o como Bryce Kasson que ofrezca un espacio para que las niñas y los niños bailen o muevan su cuerpo como les dé ganas y como les salga, y lo disfruten.

Te amo con un amor que a veces me asusta un poquito. Porque es tan infinito y profundo que resulta inabarcable. Y aprendo tanto, tanto, tanto, todos los días cerca tuyo, que no se puede creer.

Pero todas las otras veces que no me asusta, que son muchas más que las que sí, es un amor que hace brillar mi mundo. Un amor precioso y poderoso.

Gracias, hija.
Por tanto.
Para siempre.

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